lunes, 15 de noviembre de 2010

Modelo de Joseph Badaracco: Aplicado al análisis del caso de estafa de Bernard Madoff y las relaciones de su empresa con la sociedad a nivel supra-organizacional



Los dilemas correcto vs correcto son caracterizados por poseer diferentes alternativas, ventajas y desventajas. Basados en este tipo de dilema, podemos definir a las personas de distintas maneras. Revelan que valores aplica cada individuo a una determinada situación, mostrando quienes pueden haber sido en el pasado. Ponen a prueba el compromiso que tienen con los valores cuestionados, revelando cuales son aquellos con los que se identifica, en los que cree y en cuáles no. Finalmente, las decisiones que cada individuo toma van cambiando a la persona dependiendo de si son buenas o malas, acercándolas o alejándolas del destino que tenían planeado para ellas.




Bernard Madoff tuvo que enfrentar un momento de la verdad, el momento que determinaría para siempre la clase de persona en la cuál se convert
iría, cuando decidió empezar la estafa más grande y sonada en la historia de los Estados Unidos de América.



En el caso planteado, se puede observar y determinar claramente cuáles son los valores que Madoff realmente defendía. Por esta situación, podemos hablar de las promesas que él sostenía falsamente, ya que para manejar una firma de inversiones grande y prestigiosa son necesarios muchos valores como honradez, confianza, transparencia, entre otros. Estos mismos valores deberían haber sido el eje principal sobre el cual se tomarían las decisiones y se manejara el dinero invertido.


Luego de haber tomado la decisión de llevar a cabo el fraude, Bernard Madoff tuvo un cambio de rumbo en su vida. Es realmente difícil pensar que alguien realmente plantee como meta final de su vida terminar en la cárcel, y es por ello que ciertamente la decisión tomada cambió la vida de Madoff.



La difícil pero atractiva decisión que tomó Madoff fué en base al conflictivo criterio del Yo-ismo, en el cual sólo el decisor debe rendirse cuentas y beneficiarse de la decisión tomada, sin incluir a nadie más en ella. Si Madoff hubiera pensado mejor sobre la envergadura de la decisión que estaba a punto de tomar y como hubiera afectado a los demás, ningún stakeholder, ya sea dentro o fuera de la empresa, se habría visto afectado.



Claramente, el Yo-ismo de Bernard Madoff contribuyó a que esta decisión, que ya es perteneciente a un nivel supra-organizacional desde su concepción en la mente de este personaje, tuviera consecuencias tan devastadoras.



Un nivel de decisión supra-organizacional significa que la decisión tomada finalmente afecta a muchos individuos, no sólo dentro de la misma empresa sino también fuera de ella. Incluso, una decisión de este tipo puede afectar al gobierno de un país (en reputación, seguridad nacional, etc.)



Debido a que Bernard Madoff era Chief Executive Officer (CEO) de la empresa que llevaba su nombre, tenía un papel y una responsabilidad muy importante con la sociedad. Al momento de verse entre la espada y la pared (ambición y riesgo) ante este tipo de decisión, debió pensar de manera muy seria y objetiva en las consecuencias que esta traería.



En el momento en que se encontró frente a la decisión que afectaría las relaciones de la empresa a nivel supra-organizacional, Bernard L. Madoff necesariamente tuvo que haberse detenido a meditar sobre las siguientes tres preguntas:



1• ¿He hecho todo lo posible para asegurar mi posición y afirmar la fortaleza de mi organización y su gente?

2• ¿He hecho todo lo que he podido para pensar creativamente en el rol de mi institución con respecto a la sociedad y a los constituyentes?

3• ¿En esta situación debo juzgar al león- liderazgo inspirador, emblemático- o al zorro- astucia y sagacidad?



En relación a la pregunta número 1, si uno se pone en el lugar de Madoff, la respuesta más probable es un sí. Seguramente, este personaje pensó en algún momento que para que su empresa no tuviera problemas económicos o estuviera cerca de quebrar, era necesario que realice la estafa ya mencionada. También puede haber sentido que su deber como líder era tomar la decisión más acertada para la empresa, por polémica que esta fuese. Sin embargo, los valores que el personaje posee, y que debieron ser aplicados en este caso, son cuestionables y lo que es correcto para Madoff obviamente no es lo adecuado. Por otro lado, al ser este un personaje yo-ista, creía que cualquier decisión que tomara sería la correcta.



Con relación a la pregunta número 2, la respuesta es presumiblemente negativa. Las consecuencias de la decisión nunca pasaron por la mente de Madoff. El no tuvo presente lo que caería sobre la institución, ni en la sociedad constituyente debido a justamente su ambición y nuevamente el yo-ismo que lo consumía.



Para la pregunta número 3, tenemos que la respuesta es que definitivamente el zorro entró en acción y actuó, ya que de líder e inspirador no se puede obtener nada de él. Solamente pensó en un bienestar económico para su círculo más cercano y en máximo nivel, para la empresa. Dejó muchas cosas de lado que merecían la atención suficiente como para no tomar la decisión de emprender tan fraudulento negocio. Por otro lado, la astucia para esconder el hecho (fraude) es notable, y para evitar durante tanto tiempo que el gobierno se de cuenta también.



La (estrecha) relación del caso de Bernard Madoff con la comunidad y la sociedad es un punto a tomar como muy delicado debido a que los afectados son muy grandes, variados y numerosos. A raíz de la última y escandalosa noticia sobre la condena del conocido y fraudulento financista en 2008, los afectados han demostrado y sacado a la luz todas sus frustraciones y malos sentimientos que tenían ocultos, lo cual nos muestra las graves consecuencias que han traído las acciones de Madoff para la sociedad, especialmente en los inversores más cercanos que tenía su compañía.

Es muy importante indicar severamente que el nivel supra-organizacional no acecha únicamente a una sociedad y/o comunidad, sino que también incluye al gobierno y las entidades públicas. Para estos efectos, aquellas compañías y personas afectadas han sido los encargados de volver a regular los mercados bursátiles. Es asombroso ya que esta no ha sido la primera vez que se les escabulle un hecho de fraude financiero. Esto no debería suceder y menos en un país tan desarrollado como Estados Unidos. Peor aún, con un fraude de tal magnitud, lo peor que debió pasar es que la empresa llegue a un corto plazo de vida. Toda esta situación ha provocado que las personas y demás entidades financieras ahora desconfíen en cierta parte de las autoridades reguladoras del gobierno americano. Los exámenes para identificar a más estafadores continúan, actualmente con los brokers y asesores financieros, a los cuales se les cuestionan las leyes que los protegen, procesos y prácticas que siguen, etc.

A continuación, presentamos un análisis un poco más exhaustivo, desde el punto de vista de Joseph Badaracco, a manera de resumen para entender todo lo que hemos señalado hasta el momento:

Dejar de hacer lo bueno para que no ocurra algo malo:

A pesar de que este hecho no está comprobado en su totalidad, se plantea que los empleados de la empresa de Bernard Madoff sabían lo que estaba pasando en la empresa. Si esto no es cierto, también se plantea que los trabajadores aunque sea tenían noción o idea de lo que sucedía.


Sin embargo, debido a que estos empleados recibían muy buenos sueldos, decidieron que mejor era no investigar lo que estaba sucediendo a pesar de sus sospechas. Se hicieron de la vista gorda y evitaron tener problemas por ellos mismos.

Dejar de hacer lo bueno para que ocurra algo mejor:

El protagonista de el caso de estafa planteado sentía necesario conseguir grandes utilidades y creía que la única manera de lograrlo era estafando a muchas personas. Para no ser descubierto en un buen tiempo, hizo uso de su prestigio adquirido en sus anteriores centros de trabajo y así ejercía un fuerte poder de convencimiento sobre los “clientes”. Madoff escapa a realizar lo “bueno” al mentir a las personas que depositan su confianza en el, prometiendo cosas falsas y consiguiendo las grandes utilidades que esperaba.

Hacer algo malo para que no ocurra algo peor:

Como se ha explicado líneas abajo, Madoff utilizó el llamado esquema de la “Pirámide de Ponzi”, con el cuál pagaba a los clientes más antiguos con el dinero que obtenía de los nuevos clientes y así consecuentemente. De este modo, el robo que pensó Madoff no se dio inmediatamente iniciado su fraudulento “negocio”, si no que él primero recaudó fondos para pagar a los primeros clientes y que estos no tomaran acciones contra él, lo cual hubiera sido peor.

Hacer algo malo para que ocurra algo bueno

El hecho central del caso de estafa protagonizado por Bernard L. Madoff es la acción mala que el mismo realizó. Mientras la pirámide se mantuviese en pie y los clientes se mantuvieran satisfechos y sin conocer realmente la fuente de ingresos del negocio, entonces la situación era atractiva para nuevos clientes, los cuáles daban más ingresos y utilidades a Madoff.

14 comentarios:

Javier Pérez de Cuéllar Guerra dijo...

Espectacular. Sigan así, este es un muy buen análisis, ya que parece que se inmiscuyeran en la mente del estafador. Felicitaciones!

Jose Antonio García Belaúnde dijo...

Gran artículo, espero que tengan éxito, sea este un proyecto académico o profesional. Muy interesante análisis.

George W. Bush dijo...

nice job

John F. Kennedy dijo...

Los felicito, muchachos, desde aquí donde estoy. Este artículo es muy interesante, sobretodo el análisis en base al modelo de mi buen amigo Badaracco.

Hugo Chavez dijo...

a bilingue eres ctm !!!

Gali Carol Paredes Dorador dijo...

8=======D

Kurt Donald Cobain dijo...

I'm not dead

Fidel Castro dijo...

I speak english too... motherfucker... I'm going to rape your daughter

Lobo Apuy dijo...

LA GENTE

John Lennon dijo...

The peopleeeeee

Paul McCartney dijo...

The genteeeeeeee!!

Billie Joe dijo...

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Alan García Perez dijo...

a todos me los paso por las bolas

Che dijo...

Yo me paso por las bolas a todos, incluyendo a Alan García y al lobo Apuy.